Era una fria mañana del 15 de marzo.
Todo iba normal, hasta que de pronto, por los ladridos de los perros, vimos pasar a una señora con sus dos hijas y un perro entre sus brazos, no le dimos mucha importancia, porque siempre pasa gente, pero sucedio algo extraño. Vimos a la señora bajar a su perrito y lo dejaron ahi. Le gritamos que se lo llevara pero no se si no escucho o se hizo mensa.
Pasaron unos minutos y el perrito ahi seguia, asi que emprendimos la mision de buscar a la doña para que se lo llevara. Nos subimos al auto y las buscamos por varias cuadras. Creimos que las habiamos perdido, pero no, a lo lejos pudimos observar como iban caminando. Las alcanzamos, nos detuvimos, me baje y le meti un puñetazo y le dije: "Doña, vaya por su perro". Con lagrimas en los ojos y un poco de sangre en la nariz la señora respondio: "Esta bien señor". Asi que la señora y sus dos hijas tuvieron que caminar muchas cuadras para regresar por el perrito que habian abandonado.
Cuando lo hicieron, les agradecimos y la señora dijo: "No vuelve a pasar".